Buenos días mis queridos lectores, continuando con el tema del verano de mi buen amigo Saturnino... Siempre es bueno tener presente que, si no puedes viajar
o salir de casa por alguna circunstancia, lo pueden hacer con la mente,
soñando, escribiendo, leyendo o a través de una buena película. ¿Cuántos de
ustedes han visto 2001: Una Odisea del espacio, de Stanley Kubrick (1968)? Esta semana me enfrenté a esa genialidad por
segunda vez junto a mi hija Ariadna. Comencé a divagar sobre la relación entre
el arte y la ciencia. Y es que ésta película, ganadora del Oscar en la
categoría de efectos especiales, da para eso y más. La película te introduce en
el tema de un salto: comienza con la evolución del mono, que al comer carne,
activa el proceso de evolución cerebral, y de allí a la vida del futuro sin
preámbulos, del mono a la nave espacial. Es en el futuro dónde se presenta el
conflicto que existe entre el hombre y una super computadora llamada HAL 9000. El tema de los límites de la ciencia y del
desarrollo tecnológico (las máquinas que terminan controlando al mundo), está
presente en muchos escritores de ciencia ficción. Un ejemplo de ello son los
cuentos de robots de Isaac Asimov, y en especial “El hombre bicentenario” y
“Yo, robot”, en dónde se encuentran las tres leyes de la robótica y la ley
cero, un intento por frenar una posible sublevación de estos seres artificiales
creados por el hombre. El tema se repite en Matrix, que nos hace pensar en la
necesidad de redefinir el concepto de realidad, porque la misma es manipulada
por grandes computadoras, las cuales determinan nuestra existencia en la mente,
dejando afuera las acciones físicas, el contacto directo con los objetos y
otros seres humanos (el mundo virtual, algo alusivo a las redes sociales). Y finalmente, una película que no puedo dejar
de mencionar aquí: WALL-E. Si bien en todo libro, toda película, todo cómic de
ciencia ficción está presente la carencia de recursos naturales, ese no era en
ningún caso el tema principal; era el avance tecnológico y su impacto sobre la
vida. En WALL-E, el tema del agotamiento de los recursos junto al control del
mundo por las máquinas creadas por el hombre toma el protagonismo. Allí una
máquina central que controla las condiciones de vida de unos seres que se han
vuelto amorfos por la falta de ejercicio, les impide ver que es posible
recuperar el mundo que tenían con tan solo sembrar una planta, porque la
tecnología disputa su preeminencia con la naturaleza; y es precisamente un
robot que recicla la basura (tecnología limpia) el que se encarga de recuperar
el mundo. Señores, esto es poesía, y de la buena, y si ésta película les gustó,
recomiendo leer los libros de su guionista, el escrito e ilustrador australiano
Shaun Tan: Cuentos de la periferia, el Árbol
rojo, he aquí su página: http://www.shauntan.net/… Pero sigamos.

Tal vez ciencia y arte trabajan en forma
simultánea para moldear el mundo, pues los avances técnicos y tecnológicos también modifican la forma de hacer arte (piensen en cómo han evolucionado los efectos especiales en el cine). En las esculturas griegas y las pinturas de Da Vinci,
está presente el uso de las matemáticas (para el cálculo de las proporciones), la
química (para elaborar los pigmentos), y en estos tiempos es común el uso de la computadora en el arte, existen una amplia gama de software específicamente diseñados para el artista plástico, el fotógrafo, el cineasta... y sé que podría mencionar muchas otras cosas pero
éstas son muy básicas.


Con seguridad si vuelvo a ver ésta película encontraré
muchos otros detalles en los qué pensar, pero de cualquier manera, si no han
visto esta joya cinematográfica, es una buena opción para éste verano,
quizás ustedes me regalen sus propias reflexiones.
Martina.
2 comentarios:
No he visto la película. No recuerdo bien cuándo estuvo en las pantallas de cine una y otra vez. Podría tener yo 14 años o menos. Recuerdo entonces cientos de comentarios sobre la simbología de mil escenas y si significa esto o si significa aquello.... Vamos que tanto comentario, junto a algún otro del tipo "un rollo, no hay quien se entere de nada" me echó pa' atrás. Y luego ya en la pantalla pequeña como que se me han quitado las ganas. ¿Seguro que es recomendable verla en la pantalla chica?
Por supuesto que la experiencia en una sala de cine es incomparable a la que se pueda tener en casa. Sin embargo, creo que vale la pena. Las películas, al igual que los libros, tienen varios niveles de lectura, todos se disfrutan, todos son valiosos, por eso resulta interesante los comentarios, para explorar otras perspectivas. Además es muy divertido ver cómo los hombres imaginaban el futuro en los 60's, muy marcado con los rasgos de su entorno.
Un abrazo.
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