Hoy dedico la entradita, breve, a hacer patria chica paterna y a relamerme.
No es fácil datar el nacimiento de un dulce longevo.
Ayer mismo, 22 de octubre, cumplieron 150 años las YEMAS DE SANTA TERESA.
Las yemas de Santa Teresa son, sin duda, el dulce más afamado de Ávila.
Pequeñas cajitas con 12 bolitas de yema con almibar y punto. Dulzonas y adictivas.
Sin duda el regalo que más ha sido exportado de Ávila. Yo creo que no hay abulense alguno que no haya salido a visitar a algún familiar o conocido fuera de la ciudad y no le haya regalado alguna vez su cajita de yemas.
Pues como ya digo ayer cumplió 150 añitos.
Al parecer no tiene más misterio: yema de huevo, azucar y agua y se redondean una a una a manita... 200.000 cajas al año.
Ayer, entre otras cosas, lo celebraron con varios colegios en los que los niños, dale que te pego, a redondear yemitas.
Lo que fue una confitería familiar: LA FLOR DE CASTILLA, desde los años 80 fue adquirido por un empresario que hoy la ha convertido en una importantilla empresa de alimentos de calidad con cerca de 90 trabajadores.
A mi, junto con las yemas, lo que desde chico me tenía admirado el jeroglífico que viene con cada cajita de dulces. Creo que es el único jeroglífico que he sabido resolver en mi vida, jeje.
En una horita salgo para Ávila y este fin de semana habrá que celebrar el aniversario. A vuestra salud.
Feliz sábado, sabadete... se me comporten
Saturnino
1 comentario:
Vaya, que interesante. Me encantó lo del jeroglifico... más claro no canta un gallo pues. Me encantaría probar esos dulcitos. Nosotros tenemos una versión en el Estado Zulia, los llamamos huevos chimbos. Son hechos también con yemas, almibar y algún otro ingrediente. Tienen forma ovoide y los envasan en un frasco de vidrio lleno de almibar. Eran mis favoritos.
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