En la panadería “El Cacho Caliente”, el “Portugués”, Camacho y Carla discuten sobre lo problemático que resulta no tener cachitos de hojaldre. Carla está un poco asustada por las reacciones extremas que ha observado en su compañero. Camacho está molesto con Carla por haberlo despedido sin más contemplaciones, después de todo lo que enfrentó para ir en su ayuda. Es por ello que decide marcharse sin tomarse el café, y lanzándole a la hermosa detective, un par de puñaladas con sus ojos enrojecidos de furia. Por su parte, “El Portugués” se había quedado calladito, como para no hacerse notar. En su frente tenía unas gotas de sudor que arrastró con su pañuelo blanco y arrugado. Carla se le acercó muy despacito y le habló muy cerca de la oreja.
- Mira Portu, ¿no te parece que esto de no hornear cachitos de hojaldre para tus clientes te está trayendo demasiados problemas?
- Eu no creio, eso, casi nadie los compraba, eran muy caros.
- Pero Portu, cómo vas a decirme eso si casi te destrozan la panadería porque no los tenías.
- Ese non cuenta, ese era otro de los miles de desequilibrados que viven en esta ciudad. Lo que mais se vende aquí es el cachito de jamón lo demais es lujo.
Entonces Carla se acercó más aún, deslizó sus dedos por el cabello del “Portugués”, él sonrió con malicia. Luego lo miró por un momento a los ojos y le dijo:
- Portu, y de verdad tú no piensas hornear más cachitos de hojaldre.
- Non, non señora.
- Y si te digo que a mí me fascinan, ¿no los harías para mí?- le susurró la joven con su voz sensual y un movimiento de hombros que enloquecería a cualquiera.
- Bon, para ti sím los haría… pero eso es imposible ahora.
- ¡Imposible!, y ¿por qué Portu?
- Bon, porque se me fue el panadero que los horneaba, se fue un día y non volvió mais.
- Qué raro ¿verdad? ¿no lo llamaste? ¿no lo fuiste a buscar a su casa?
- Claro que sím, tenía que hacerlo porque el muy condenado se llevó la última caja de manteca “Los Puerquitos” que quedaba; ese es uno de los ingredientes secretos del hojaldre, los puedes amasar con mantequilla, pero no quedan iguais.
- Bueno, por eso no porque compras otra caja y ya.
- Lo que pasa es que no hay. No se consigue en ninguna parte. Mira, lo busqué en todos los mercados, abastos y tiendas para mayoristas y nada, no hay, no hay.
- Bueno, ¿y entonces qué pasó con el tipo?
- Que no lo encontré.
- Y cómo se llamaba… tu sabes, a ver si yo lo conozco.
- Francisco Pérez García, el vive cerca del módulo policial de Cotiza. ¿Lo conoces?
- Ay no Portu, de verdad que no conozco a nadie con ese nombre.
- Pero bueno, eu creio que ya hablamos bastante, vente para acá muñequita que te doy un besiño.
- ¿Un besito Portu? sape gato… me voy volando a la casa de una amiga que me invitó a leer en el blog de los “7 planetas desorbitados” las entradas de Saturnino que están buenísimas, nos vemos…
2 comentarios:
Es lo malo de la literatura... que por mucho que la puedas disfrutar, al final, al final... no consigues saboreor un cachito de hojaldre de esos.
Ehhh a mí no me metas, que me enemistas con el Portu!! jeje
Ja,aj,ja...se termina la semana que viene. Y los cachitos de hojaldre te los comes aquí cuando vengas amigo Saturnino.
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