sábado, 7 de noviembre de 2009

HIJOS DE NUESTRO TIEMPO

Una imagen y una perolata.

Parece que fue ayer.



que veinte años no es nada, que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra...

En estos días por prensa y tele se nos están asomando los veinte años que hace de la caída (por qué no se diría la tirada) del muro de Berlín.
Siempre con estas cosas está el... "madre mía 20 años, parece que fue ayer".
La verdad es que ya no me impresiona. Dejé de impresionarme cuando se celebraron los 25 años del instituto de bachillerato al que fui (y estrené). El resto ha sido todo conmemorar 20, 25 y 30 años de esto y de aquello.

Lo que sí me ha hecho pensar es en qué imágenes son las que me han hecho. Qué imagenes de la historia que me ha tocado vivir han conformado mi forma de ser. A mí y a los de mi generación. Y no sabría, ni quiero ponerme ahora a elegir, pero una de ellas sin duda es la caída del muro.

Los de mi época hemos nacido entre la utopia y la decepción. Sintiendo que este mundo injusto es mejorable y que lo veremos cambiar. Y la decepción ante la realidad cada vez más injusta, cada vez más fortalecida. Esperando el cambio político que nos acerque al mundo mejor. Decepcionados ante la constatación de que todos son iguales.



Emocionarnos al volver a oír el habrá un día en que todos veremos una tierra que ponga libertad... Y constatar que el bueno de Labordeta está más cerca de una operación de cataratas que el ver esa tierra esperada.

Y ahora la hipótesis.
Esto no es una vivencia de la edad de la persona (o al menos no sólo). No es que los jóvenes siempre han sido, hemos sido y serán utopicos y los mayorzotes realistas y pesimistas.
Yo creo que es más bien una vivencia de los tiempos históricos que nos han tocado vivir.
A los míos nos tocó vivir la utopía y el asco al comprobar el otro lado del muro.
A mis hijos, a los adolescentes a los que les doy clase, todo esto le suena a cuentos del abuelito.
Ellos han nacido en las torres gemelas.
Yo sigo, se quiera o no, dividiendo en ricos y pobres, en lucha de clases...
Ellos ven el mundo en terrorismo y seguridad, en integrismo y fanáticos, en bienestar y cambio climático.

Si esto es cierto (y creo que lo es) es una clave importantísima para los que de alguna u otra forma tenemos que tratar con jóvenes: sus gafas nada tienen que ver con las nuestras, unas y otras dan una imagen completamente distinta del mundo que a otros y unos nos rodea.

Feliz sábado, sabadete... se me comporten

José

4 comentarios:

miguel angel dijo...

el dvd donde canta labordeta y el disco lo tengo yo, es un canto a la libertad en general, cantan juntos Joaquin Carbonell, Eduardo Paz de la Bullonera y Labordeta, y aun mas os digo, los tengo firmados por ellos, que estuvieron en directo aqui en septiembre pasado.
Pero vamos que las libertades son como muy relativas, que las hipotecas esclavizan un rato y algunas cosas mas claro.

Besos y abrazos.

Martina dijo...

Interesante afirmación amigo Saturnino. La verdadera libertad, la que es inalienable, es la del pensamiento, ese lugar nadie lo profana.
Y si estoy muy de acuerdo contigo en que a los más jóvenes tienen otra percepción del mundo, y seguramente sus mentes se preparan para afrontar eso problemas en el futuro, cuando la vida habrá cambiado tanto que los paradigmas a enfrentar serán distintos...aunque siempre hay un espiritu superior que descifra los enigmas.

Feliz fin de semana para todos.

El Tio Pol dijo...

La mentalidad juvenil siempre fué esperanzadora, pero cada vez más, los chavales espabilan antes, y descubren mucho antes de lo que las generaciones anteriores lo hicieron, que el mundo que les han dejado es un pozo de injusticias y cosas mal hechas en el pasado. Recuerdo cuando cayó el muro, y recuerdo lo que me impactó a mis 12 años, pues ya me gustaban de aquellas los acontecimientos políticos... Otro recuerdo imborrable de esas edades fue lo del Challenger, ¿os acordais?
Me ha encantado tu entrada semanal Kapo!!!

El último samurai bancario dijo...

Es cierto Satur

El paso del tiempo te hace comprobar cómo la óptica de las nuevas generaciones es diametralmente opuesta a la nuestra.

Aún recuerdo como mi profesor de Historia de COU nos trataba de hacer llegar la idea de que lo que estaba ocurriendo en esos días sería algo que seguro le contaríamos a nuestros nietos, pero nosotros no lo vivíamos así.

Un abrazo