martes, 18 de mayo de 2010

ETIQUETAS… LAS VERDES, ¿SERAN MEJORES?

Hola a todos los que giran alrededor de este desorbitado blog. Hablemos un poco de las etiquetas. El término “etiqueta” tiene un doble significado en el diccionario: por un lado se identifica con lo ceremonial, las galas, las pompas; por el otro, con los rótulos, las marcas. Estas se usan en todo aquello que necesita ser identificado con alguna categoría, característica o grupo (por cierto, las vestiduras también etiquetan, no solo el estatus social (no es lo mismo un Dior que un harapo), sino que también identifican al hombre con sus funciones: bombero, policía enfermera, azafata... y en mi país desde hace unos 10 años la vestimenta te identifica con una postura política. Podemos afirmar entonces que la función de las etiquetas es darnos información.


Las etiquetas verdes no escapan a este significado. Los productos que la exhiben dan a los compradores la señal de que se han minimizado los impactos sobre el ambiente natural en algún punto del proceso productivo (o tal vez a lo largo del proceso productivo), incluyendo en este el control de efluentes. Su misión no es sensibilizar a la población (aunque algunos opinan que lo es), pues estos productos están deliberadamente dirigidos a los consumidores “verdes”, aunque no podemos afirmar que todos los llamados “ecologistas” consuman este tipo de productos, ni tampoco que aquellos que no lo son, no se sientan algunas vez tentados a adquirirlos y colaborar con las acciones positivas que se ejercen sobre el planeta. Además, desde el punto de vista de la oferta, este tipo de sistemas propone a los empresarios una nueva forma de producir y de proyectarse en el mercado, sembrando el sentimiento de responsabilidad social entre los mismos. Algunos voceros afirman que el mercado de productos amigables con el ambiente es grande y se encuentra en plena expansión a pesar de la crisis. http://www2.ine.gob.mx/publicaciones/libros/442/cap7.html, http://sitemarca.wordpress.com/2009/03/02/la-demanda-de-productos-verdes-se-mantiene-a-pesar-de-la-crisis/



Las etiquetas ecológicas garantizan de alguna manera la confiabilidad de que los productos cumplen con determinadas exigencias productivas las cuales son fijadas por Comités Administrativos Especializados, tanto a nivel local como regional  http://books.google.co.ve/books?id=uZw-RZjwN3YC&pg=PA71&lpg=PA71&dq=etiquetas+ecologicas+en+venezuela&source=bl&ots=YBDs7t9BIH&sig=hzRwksQgRk8iduPRjQaqeXkVKss&hl=es&ei=4a_yS6_jCcL48Aaswen4DQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0CBoQ6AEwAg#v=onepage&q&f=false. Estos comités cumplen funciones de regulación, inspección y control. Las etiquetas ecológicas pueden ser adquiridas mediante un pago único o por cuotas, con financiamiento público o privado. Estos montos suelen utilizarse para cubrir las evaluaciones de los productos a ser etiquetados, los gastos de publicidad y remunerar el personal capacitado para ejercer esas funciones.


Sin embargo, también existen ciertas críticas a este sistema de información, algunas de las cuales se enumeran a continuación:

1) No existen productos totalmente “verdes”. Algunos impactos ambientales se evitan en alguna parte del ciclo de vida útil del producto (extracción de materia prima, elaboración, consumo, o descarte del producto), mientras que otros aparecen.

2) El etiquetado verde podría resultar discriminatorio y selectivo, pues en algunos casos obstaculiza el libre comercio, constituyendo una herramienta proteccionista no arancelaria. Esto es posible ya que no todos los países cuentan con tecnologías de bajo impacto ambiental. Han sido estudiados, en este sentido los casos de la producción de pulpa y papel, los textiles, y la madera tropical.

3) Una tecnología de bajo impacto ambiental implica el procesamiento de material reciclado, transformación de efluentes y residuos, e incremento de la eficiencia en el uso del agua y la energía. La adquisición de este tipo de tecnologías puede resultar costosa, por lo que fácilmente puede dejar de ser un objetivo en los países de menores ingresos per cápita, aunque los mismos pueden considerar desarrollar sus propias tecnologías. Para ello se requiere el contar con científicos y técnicos con la capacitación adecuada, una plataforma que los sustente y fuentes de financiamiento permanentes, para garantizar la conclusión de los proyectos (desde la fase de diseño hasta la fase de implementación).

4) Los empresarios de los países cuyo mercado de productos “verdes” es pequeño, no tienen incentivos para invertir tanto en nuevas tecnologías como en sistemas de etiquetado.

Podemos observar que algunos de estos problemas son de carácter estructural, y deben ser resueltos para que los consumidores puedan contar con etiquetas verdes que les indiquen las bondades ambientales de los productos en forma clara, sencilla y veraz. Sólo así se contribuirá en forma armoniosa a reducir nuestra huella ecológica en el mundo, con una acción totalmente voluntaria y conveniente para nuestra salud.




Un gran abrazo para todos,

MARTINA

1 comentario:

SATURNINO dijo...

Todita la razón tienes, Martina.

Dos pegas:
- los altísimos precios de los productos ecológicos, no fácilmente explicables con su mayor coste de producción (más bien algunos se quieresn poner morados con lo verde).

- la multiplicación de personal al son de certificar y rectificar, controlar y recontrolar. En mi zona, estoy seguro que por cada agricultor ecológico (si no me equivoco hubo tres y ya no hay ninguno) salen a patadas expertos y peritos.