Tomo prestada la palabra DESAPRENDER de una campaña publicitaria (que para eso el anuncio es de un banco). Me gusta.
Si tenéis paciencia echazle un vistazo a este vídeo. Es un reportaje sobre un enfermo que pierde constantemente la memoria.
Aunque no es exactamente lo mismo recuerda a enfermedades más comunes como la demencia senil o el alzheimer.
Hay un paralelismo casi exacto entre lo que que bebe, un niño pequeño va aprendiendo y lo que un anciano (o no tanto) va desaprendiendo.
Moverse de forma autónoma, vestirse solo, lavarse solo, comer solo, realizar procesos sencillos, otros más complejos, comprender historias complejas...
Llevar toda la gestión de un hogar, preparar una comida, jugar una partida de cartas, un pequeño proceso de cocina como el pelar, poner la mesa, lavarse y vestirse, seguir una película, leer, reconocer a un conocido, reconocer dónde y cuándo... ir desaprendiendo poco a poco todo.
Lo que no acabo de comprender del todo es porque nos parece tan tierno y emocionante y nada pesado cuando eres el espectador de un proceso de aprendizaje (por ejemplo ver crecer a un hijo) y te resulta tan pesado, costoso, doloroso y triste el proceso de desaprendizaje (por ejemplo un padre con alzheimer).
Qué igual y qué distinto.
Feliz sábado, sabadete... se me comporten
Saturnino.
2 comentarios:
Tal vez tiene que ver con la identificación. Cuando ves crecer a un niño y lo acompañas en en proceso de aprendizaje, tu también aprendes con él, sabes que aún te encuentras en ese proceso.
Tal vez el proceso de desaprendizaje resulta doloroso en parte porque sabemos que en algún momento de la vida, con suerte, entraremos en esa etapa.
Mi abuelita murió sin saber quienes eramos nosotros, no recordaba ni caras, ni nombres, nada. Tenía Alzhimer. Fue doloroso para mi, porque con mi abuelita pasé momentos muy bellos. Era todo lo buena y amorosa que puede un ser humano imaginar. Creo que no soportamos morir en la memoria de los seres que amamos. Morimos para siempre.
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