Cada uno tendremos la palabra veraneo unida a alguna imagen. En mí caso tengo grabadas en algún recobeco del cerebelo un par de situaciones.
La primera que se me viene es la del 600 de mi papi (de la serie verde aceituna) lleno por fuera y lleno por dentro (5 ó 6 dentro del coche) y la vaca a más no poder para irnos de vacaciones a..... a ¡Ávila!.
¡Pedazo viaje de 100 km!
Y a mi mami llamando a la prudencia cuando en alguna cuesta abajo se nos ponía el coche a 70 o incluso 80 km por hora.
Para que el viaje no se nos hiciera demasiado largo y para evitar el exceso de tráfico (jeje). Soliamos parar a algo más de 50 km y comiamos en el campo.
Eso sí era llegar a Ávila y las vacaciones era entrar como en un agujero negro... el veraneo era larguísimoooooo. Todo el mes de agosto enterito. Al volver parecía que todo había cambiado. Hasta había que recuperar la complicidad con los amigos que parecía que también habían cambiado después de tanto tiempo fuera.
(el pequeñajo que no llegaba ni a la ventanilla soy yo)
La otra imagen de las vacaciones son las estos años atrás. Los cuatro de la familia en la playa. El tiempo bastante más reducido: una semanita basta y diez días sobra. Y el mejor momento el levantarme prontito, paseito a por el periódico y leerlo mientras tomamos un largo desayuno. Me encanta leer el periódico de pe a pa durante el mes de agosto. Sin niguna noticia de importancia, salvo algún acontecimiento muy lejano y alguna noticia deportiva y, por desgracia, los incendios forestales. Es fácil leerlo completo ya que la falta de noticias lo hace un folletín mínimo.
Este verano, ya digo me quedaré sin veraneo: tareas pendientes que tengo que sacar adelante sí o sí.
Para empeorar la satisfacción ya no leo el periódico todos los días de agosto. Ni el año pasado lo hice ni lo haré este. Deprimen. Me han fastidiado hasta ese grandísimo placer.
Feliz sábado, sabadete... se me comporten.
Saturnino
PD: Eso sí, parece que este verano nos va a venir el recuerdo del 600...
4 comentarios:
Qué maravilla ver que guardas recuerdos tan lejanos, amigo. El del carrito era Alberto o Lucía? La vida está llena de ciclos, hasta en la Biblia, José, el visionario de Egipto, hablaba de vacas gordas y vacas flacas. Si te sirve de consuelo, a mi también me tocará trabajar éste verano. Ya veremos cómo viene la navidad.
Feliz sábado!
Como cambia todo, y parece que volveremos a las vacaciones al pueblo, s casa de los abuelos o de algún familiar. Lo que no volverá ya es lo de meter a cinco o seis rn un coche. La dgt nos priva de esos recuerdos de ventanillas bajadas porque no había aire acondicionado, ausencia de cinturón de seguridad y sobretodo el famoso perrito que movía la cabeza y que todos los coches tenían. Ay que tiempos. A tus hijos les parecerá ciencia ficción.
Deya. El de la foto es Alberto, es fácil diferenciarlo porque yo aún conservaba algo de pelo, jeje. ¿Hasta navidades? nooooooooo, antes haré más de una, dos, tres... escapadiñas.
La Motte, un saludo. Soy de los pocos salmantinos que no tengo pueblo ¡¡¡buaaaaaaaaa!!! Es una chulada ver a los hijos encontrarse con cacharros que a nosotros no nos parecen tan lejanos. En concreto recuerdo de mis hijos la sorpresa y admiración al descubrir por ahí guardada una máquina de escribir: la cinta, el palanca para pasar línea, los topes para los márgenes, el carro y la campanilla que toca cuando se acaba la línea.
Ja,ja,ja... la campanilla, qué genial, si no se te escapaba el carrete!
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