Hola queridos seguidores, ante todo espero que hayan tenido una navidad muy feliz aunque no hayan ganado la lotería éste año; lo importante es el cariño que se comparte con la gente que nos rodea. Les deseo a todos un Feliz Año 2013, lleno de éxitos, salud, amor y paz. Desde aquí los mejores deseos para mi compañero Saturnino y su familia, ellos saben que tienen secuestrado mi afecto y mi más profundo respeto. También quería pedirles disculpas por mi larga ausencia, he tenido más trabajo que nunca, sembrado semillitas verdes por aquí y por allá sin descanso. Pero aquí estamos.
Hay hechos muy curiosos en la vida; éste relato encierra
uno de ellos. Hace unos meses le comentaba a una amiga lo aburrida que estaba
de ver tantas películas para niños en el cine (algo normal para quien tiene
niños muy pequeños). Sin embargo, he
cambiado de opinión al respecto. A veces te encuentras joyas raras en esas
películas, pero eso sí, hay que tener una buena daga (o muchas de ellas) para abrir el cofre que
las contiene, o quizás sea necesario quitarse los lentes 3D para trascender la
historia contada.
Lo
cierto es que Ariadna, fanática de los video juegos, tenía un par de semanas
invitándome a ver la película “Ralph el demoledor” la última película de Disney
(2012), dirigida por Rich Moore. Debo confesarles que no me agradaba la idea,
pero terminé por complacerla.
Salí
del cine muy satisfecha esa tarde, había descubierto a J. L. Borges en el
argumento central de ésta controversial película. Además, saqué la conclusión de que había sido hecha
pensando en los adultos, no solo por la
profundidad de su argumento, sino también, porque los video-juegos a los que se
hace referencia en la película, son video-juegos
muy viejos, como bien lo notó Ariadna.
La
película comienza con Ralph, un personaje cansado de ser “el malo”, porque su
trabajo es despreciado por todos, y es aislado socialmente y confinado a vivir
entre la basura (todo lo que la sociedad no quiere ver y que desprecia, aún
cuando se deriva de ella). Este acude a un grupo parecido al de los alcohólicos
anónimos, pero para personajes malvados de video-juegos, de hecho su lema es “Un
juego a la vez”. Lo hace porque quiere superar su frustración, quiere el reconocimiento
social que obtiene su contrario en el juego, aquel que repara lo que él
destruye, el que obtiene “las medallas”.
Todo
iba muy bien hasta la escena que abrió completamente mis ojos: aquella en dónde
Ralph decide “salir del juego” (el viaje del héroe), para buscar ese reconocimiento en otro “juego”
(obtener una medalla), y luego regresar a su sitio para lograr la aceptación social. En
ese preciso momento, todos se dan cuenta de que Ralph es parte importante del juego, que sin él, el juego deja de existir…
que el bien no existe sin el mal. Entonces recordé el cuento “Las tres
versiones de Judas” de J. L. Borges: “Ergo,
la traición de Judas no fue casual; fue un hecho prefijado que tiene su lugar
misterioso en la economía de la redención. Prosigue Runeberg: El Verbo, cuando
fue hecho carne, pasó de la ubicuidad al espacio, de la eternidad a la
historia, de la dicha sin límites a la mutación y a la muerte; para
corresponder a tal sacrificio, era necesario que un hombre, en representación
de todos los hombres hiciera un sacrificio condigno. Judas Iscariote fue ese
hombre. Judas, único entre los
apóstoles, intuyó la secreta divinidad y el terrible propósito de Jesús. El
Verbo se había rebajado a mortal; Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a
delator (el peor delito que la infamia soporta) y a ser huésped del fuego que
no se apaga. El orden inferior es un espejo del orden superior; las formas de
la tierra corresponden a las formas del cielo; las manchas de la piel son un
mapa de las incorruptibles constelaciones; Judas refleja de algún modo a Jesús.
De ahí los treinta dineros y el beso; de ahí la muerte involuntaria, para
merecer aún más la reprobación. Así dilucidó Nils Runeberg el enigma de Judas.”
La existencia de un “reparador” pierde
el sentido ante la ausencia del “demoledor”. Es un argumento totalmente
controversial, pero válido. En la naturaleza esto está claro, se reconocen las
interdependencias; en la sociedad, no. Y como no lo entendemos terminamos destruyendo la naturaleza también, rompemos el equilibrio. Pero sigamos.
Tal
vez el tema es un cliché, pero me pareció una genialidad que usaran los video-juegos
como marco para desarrollarlo. La película nos recuerda lo expresado por Lao
Tse en el “Tao Te Ching”: “El Tao
produce el Uno. Virtud inmanente y operante en la totalidad cósmica. Esta Unidad produce la Díada. Es decir, se desdobla en Cielo y Tierra. Esta Díada produce la muchedumbre de los
seres. Estos acusan su doble origen porque están compuestos de oscuridad (Ying)
y luz (Yang). Estos dos elementos encuentran su armonía en los seres cuyos
elementos constitutivos son.”
El
desenlace es algo que uno espera en función de la trama, Ralph, elije
introducirse en un juego dónde destruir es algo bueno, porque consiste en
combatir unos seres que están invadiendo la Tierra (relatividad moral de las
actuaciones en función de las circunstancias), allí gana la medalla tan
anhelada de forma irregular (podría afirmarse que la roba), y salta a otro
juego dónde se convierte en un verdadero héroe, por reivindicar a una niña a la
que se le ha robado su puesto en la sociedad, y que había sido relegada como él,
a vivir en ambientes riesgosos. Al final, Ralph termina comprendiendo que no se
deben tomar méritos que no se han ganado con esfuerzo, y que lo que él sabe
hacer bien (demoler) puede ser tan valorado por la sociedad como lo que hace su
oponente (reparar), cuando se hace con la actitud correcta. Por otra parte, la
sociedad comprende su error cuando se clausura el juego porque Ralph lo
abandona; pierde, por no haber valorado correctamente el trabajo que Ralph
realizaba. En la película,
los que se creen virtuosos terminan siendo malos, y los malos generosos. ¿Es
posible que podamos equivocarnos en nuestros juicios? A propósito de esto,
Borges, en su cuento “Tres versiones de Judas”, nos llama la atención sobre
esta posibilidad de manera radical: “El asceta, para mayor gloria de Dios,
envilece y mortifica la carne; Judas, hizo lo propio con el espíritu. Renunció
al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos, como otros, menos
heroicamente, al placer. Premeditó con lucidez terrible sus culpas.” "Obró con gigantesca humildad, se creyó indigno de ser bueno. Pablo ha escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor (I Corintios 1:31); Judas buscó el infierno, porque la dicha del Señor le bastaba." Al final de la película Ralph asume ésta actitud, se entrega a su trabajo y lo hace porque entiende su papel en la sociedad y lo acepta de la mejor manera posible, y es uno de los momentos más sublimes de la película, es un sacrificio verdadero y allí hay amor. En este
contexto, en el cuento de Borges, Judas es un héroe y no un villano, porque se
sacrificó para dar cumplimiento a las escrituras; sin un delator ¿cómo habría
sido esto posible? Ahora bien, esto es un poco lo que pasa con los presos del mundo, aquellos que quieren reivindicarse, como Ralph, y son rechazados por la sociedad que no les da la oportunidad de ser "buenos" o de cambiar sus vidas, por lo que terminan regresando a sus vidas delictivas.
Los personajes de ésta película están envueltos
por la misma calamidad, son incapaces de ver lo que como individuos aportan a
la sociedad y la interdependencia que existe entre ellos, la trama social. Ellos
juzgan el esfuerzo personal en función del valor que le otorgan los demás, y
del reconocimiento que obtienen los demás en comparación con los propios, sin
pensar, que la sociedad en su conjunto podría equivocarse en su valoración.
Todos ganarían más si reconocieran su interdependencia. Cada quien es valioso en la labor que desempeña dentro de la sociedad si la realiza con la intención
de ser el mejor. No se trata de premiar el mal, ni de justificarlo, sino de entender que si la sociedad cambia su actitud hacia lo que desprecia, es posible que todo aquello se transforme en algo positivo que beneficie a todos. Actualmente, la basura puede ser transformada en biogas y en biofertilizante, así, se transforma algo que la sociedad desprecia en algo que la sociedad valora y necesita.
Estas
son algunas de las reflexiones que encontrarán en la película. Con seguridad
hay más joyas, busque su daga y encuéntrelas. Le agradezco a Ariadna el haberme
invitado a ver ésta película, no sólo por las cosas que vi, sino porque volví a
ser la niña que amaba jugar video-juegos; me reencontré con Pac-Man, Mario-Bros
y Street Figther (Ryo y Ken). Los tesoros se encuentran en lugares inesperados,
y uno de ellos es la oportunidad que tienen de llevar a sus hijos al cine y
luego compartir con ellos las ideas y sus partes favoritas.
Abrazos para todos.
1 comentario:
¡Joooo ya no tengo yo en casa ninguna escusa a mano para ir a ver las películas de dibujos, de niños! y la cierta vergüenza que me da ir sólo hace que me las pierda.
Las péliculas de dibujos animados de los últimos 10 años suelen ser una verdadera genialidad... tienen 2 ó 3 niveles de lectura de modo que da para disfrutarla a distintas edades.
(no me atrevo yo a decir que el nivel de lectura que pueda hacer yo sea de tal profundidad como el que nos acabas de presentar).
Feliz año.
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