Su mirada
intensa sobre la mía durante la canción y la canción misma, fueron un detonante
explosivo en mi. Aún me gusta, aún lo quiero, pero ¿Lo amo?
-Buenas
noches, mi nombre es Amanda y seré su garzona esta noche ¿Que desea pedir?
[Aparecida de
la nada, la garzona nos tomó el pedido y se fue, mas el momento de complicidad
ya estaba roto.]
-Muy bien, en
25 minutos está su pedido.
-Gracias... Ahora dime ¿Que pretendías con invitarme a salir? (Sí el momento se quebró, no
tiene sentido andar con rodeos)
-Verte, no
hay respuesta más sincera que esa. Seguí un impulso cuando vi tu nombre esta
tarde, lo hice sin pensar realmente, pero déjame decirte, no es algo que me
cause remordimiento, me alegra haber ignorado a esa vocecita que me decía que
era una locura. Te ves hermosa, radiante, eres un sueño. (¿Un sueño? ¿Que
siente por mi? ¿Que pretende realmente?) No pongas esa cara, te soy sincero y
te propongo una cena sincera, en la que cada uno pueda resolver todas las dudas
que tenga sobre el otro con la tranquilidad de que es honesto. (¿Quiere
sinceridad? Perfecto, veamos que tan sincero es)
-Acepto, dime
¿Para cuando es la fecha de tu matrimonio? (¿Mucho para empezar?)
-*tos* ¿De
donde…*tos* sacaste eso? (O sea que es verdad)
-Intuición.
-Tenía
pensado pedirle matrimonio cuando volviera de este viaje ¿Que te hizo preguntar
eso?
-Tu cara de
culpa.
-Viniendo de
ti no me sorprende… ¿Cuando pensabas decirme que terminaste con tu novio y que
no fue una simple pelea, antes o después del postre?
-¿Como lo
sabes? (Sentí como se me iba el color del rostro)
-Estás pálida
preciosa.
-¿Como…?
-No hace
falta. Alguien que tiene la esperanza de volver contigo, te llama al día
siguiente, te compra un ramo de flores y te regala chocolates. Alguien que sabe
que no hay vuelta atrás, no te llama en nueve días. ¿Asombrada?
-¿La verdad? Si, asombrada. Hay que conocerme mucho como para llegar a ese tipo de
conclusiones. (Al menos tiene la decencia de sonrojarse) ¿Sabe que estás
conmigo aquí, ahora?
-No. Háblame
de tu hijo.
-Aquí está su
pedido, espero que lo disfruten.
-Gracias,
Amanda. (Prácticamente desapareció) Tiene siete años, se llama Octavio, como mi
padre, es un niño muy inteligente, tiene mi sonrisa ¿Que más te puedo decir?... ¿Háblame
de tu futura novia?
-Es licenciada en artes,
mayor que yo, la conocí en una cena en casa de mi madre, llevamos 3 años juntos…
-No me
convences, sé que puedes hacerlo mejor, se supone que te quieres casar con ella
¿No deberías hablar de ella con más ilusión? ¿Con más alegría al menos?... ¡Darío
Osses Ercilla, mírame a los ojos y dime que la amas!
-Yo… No
puedo.
-¿Te vas a
casar?
-Ya no, hoy
en la mañana si, pero ahora no, ya no, no podría ¿Como? No puedo volver a mirarla
a la cara y decirle algo que no siento ¿Como quieres que me case con una mujer
que no amo? Al menos me alegro de no haberle propuesto matrimonio aún.
-¿Por que
ahora ya no? ¿Que te hizo cambiar de opinión?
1 comentario:
Vaya. Un par que se complica la vida de forma extremadamente rápido.
Increible, pero no he perdido el hilo de la historia.
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